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Pintura

El purgatorio daliniano

La Casa del Doncel de Sigüenza presenta la exposición Xilografía de Dalí, compuesta de 31 obras del pintor Salvador Dalí, pintadas en 1960 con técnica de grabados, que retratan el purgatorio de la Divina Comedia de Dante. El juego de transparencias deja el ojo del espectador penetrar en un purgatorio obviamente, surrealista, y lleno de colores...  

Roy Lichtenstein en Madrid

El pop art  tiene al lado del nombre de Andy Warhol, él de Roy Lichtenstein y la Fundación Juan March de Madrid lo celebra a través de un exposición completa de 97 de sus obras realizadas entre 1966 y 1997. Así se reconstruyen las diferentes fases de la creación del artista para resaltar su evolución y su voluntad de  conseguir un arte total. Del mundo del cómic y sus personajes populares como Dagwood o Tintín a los paisajes de Van Gogh, los retratos de Picasso y los desnudos de Matisse, pasando por la pintura china, con humor o crítica de la pérdida de fe en el arte, Roy Lichtenstein nos ofrece de manera distinta un despliegue visual de la sociedad.

Catedral bajo el mar

 

¡Sí que existen los milagros! y el pintor Barceló lo ha demostrado con su nuevo proyecto que conmueve los cánones estéticos. Seis años para llevar a cabo la reproducción del Milagro de pan y peces en la capilla de Sant Pere en Palma de Mallorqua, modelada sobre un fondo de arcilla y ubicada al lado de los vitrales de Gaudí y de Josep Maria Jujol.

La creación de una superficie cerámica de 300 metros cuadrados se divide en tres grandes frescos: el de la izquierda representa una ola transportando peces, pulpos y otras criaturas marítimas, el central está enmarcado por dos cuevas y presidido por un Cristo resucitado y el de la derecha representa los panes y alimentos terrestres.  

Esa cerámica corresponde a un único pedazo que generó la creación de un puzzle a partir de las grietas naturales. Así se creó una “piel cerámica”  sobre la que están sus palmas, golpes, puñetazos y la huella de sus dedos que dibujan raíces, espinas de pez y olas marinas. En esta catedral bajo el mar, casi nos ahogamos de placer...   

 

Vicente Berdusán, el espiritualismo

Vicente Berdusán, el espiritualismo

El Palacio de Sástago de la Diputación de Zaragoza recupera la pintura barroca de un artista Aragonés atribuido a Navarra, Vicente Berdusán, con la exposición de treinta y seis de sus obras. El trabajo de búsqueda llevado a cabo por Juan Carlos Lozano, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, permitió resaltar raíces aragonesas en la obra del artista. El carácter excepcional de la exposición se encuentra en las quince obras que no han sido expuestas nunca, y en otras vente y uno especialmente restauradas.

Vicente Berdusán nació en Ejea de los Caballeros (Zaragoza), en 1632,  y se fue a Tudela para vivir con su tío arquitecto y escultor, Juan de Gurrea, después de la muerte de sus padres. Si se desconoce los aspectos de su formación  artística, su obra está puntuada por distintos periodos que sin embargo, ponen de relieve la constante huella religiosa y la fascinación por la exaltación teatral.

 La década de los años sesenta es la de la definición de su estilo. El abandono del claroscuro plantea el color como  protagonista de una atmósfera luminosa con efectos lumínicos y con un cromatismo vivo y variado. Si en los años setenta el artista está en la cumbre de su madurez artística, se destaca los trabajos realizados por los condes de Atarés en la capilla de San Martín de Tours de la catedral como la Claridad de San Martín y la Muerte de San Martín. La escenificación se refleja de manera enfática en la representación de San Francisco de Asís en oración, obra colgada en la iglesia del convento de Capuchinas. La década de los ochenta es la de una proliferación artística dado el número de los encargos esencialmente dirigidos para retablos a comitentes particulares.  El San Miguel combatiendo al demonio del retablo de la Virgen del Pilar de la iglesia parroquial de Magallón, se destaca por un acento casi fantástico con la figura del demonio, al mismo tiempo que el velo de San Miguel subraya en un movimiento de círculo la victoria de la eternidad.

 Sus obras manifiestan la influencia de la perfección flamenca de Rubens y de Van Dyck,  al mismo tiempo que los colores, la luz y el empaque hacen parte de la generación del “pleno barroco madrileño” que ocupa el último tercio del XVII. Por tanto, pinta los temas relogiosos conformes a la época: vida de la Virgen y de Cristo, milagros, éxtasis, apoteosis y predicaciones. La pintura del maestro que fue el artista aragonés más importante del siglo XVII junto a Jusepe Martínez, se hincha de una dimensión teatral que completa una visión espiritual y religiosa, con personajes-actores y con un fundo siempre marcado por la arquitectura teatral.