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EL CLUB DE LECTURA DE ARAGÓN TIENE BUEN OLFATO 

El primero foro de literatura aragonesa pone en marcha un debate sobre dos obras maestras “El perfume” de Patrick Süskind y “La lluvia amarilla” de Julio Llamazares  

 El veintiocho de noviembre se plantearán en el Club de Lectura de Aragón los libros "El perfume" de Patrick Süskind y " La lluvia amarilla" de Julio Llamazares, cuyas líneas maestras estarán expuestas por el coordinador del proyecto, el escritor Óscar Sipán. Ambos hacen parte de otras cinco obras elegidas- "La conjura de los negocios" de John Kennedy Tool, "Seda" de Alessandro Barrico y "Frío de vivir" de Carlos Castán - que "ofrecen multitud de posibilidades" subraya Sipán. 

 Desde marzo un nuevo foro de lectura, el Club de Lectura de Aragón, reparte libros y propone su comentario por cualquier ciudadano que tiene entre dieciocho y treinta años. Bajo el lema “lee todo lo que encuentres, pero no creas todo lo que lees”, se reúnen cada mes quince lectores que desarrollan durante una hora y media su punto de vista sobre cinco obras elegidas. La directora del mismo club, Ana María Sanz, resalta la necesidad de fomentar el amor de los libros a los jóvenes y subraya el deseo de dinamizar una literatura de cualidad al afirmar que “queremos que se lea otro tipo de lectura, literatura que de otra forma no llega a los jóvenes”.    

“El Perfume” cuenta la historia del atípico Jean Batiste Grenouille genio del olfato, odiado por no tener olor, y sanguinario asesino. De la hediondez de las calles parisienas hasta una orgía espectacular, el perfume genera una locura que acabará con la demostración implacable de la naturaleza caníbal humana. La prueba cruel de la soledad y de la locura establece ejes comunes con “La lluvia amarilla”, uno de los primeros libros del autor español Llamazares, que nos lleva a un pueblo desolado del Pirineo aragonés a través del monologo de su último habitante, Andrés. Los rostros desaparecidos y el peso insoportable del pasado generan una escritura que se erige contra las mentiras de la memoria y un estilo reiterativo que da la impresión del “ya visto”. “El tiempo no tiene vuelta atrás” dice Llamazares, maníaco del tiempo que relaciona en esta novela con la decadencia y con una angustia que se acerca poco a poco a la locura. 

Si bien los dos autores afirman que “escribir es un acto solitario”, el Club de Lectura Aragonés reanuda el diálogo con la puesta en marcha de un debate entre jóvenes sin olvidar la búsqueda de la quintaesencia literaria.  

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