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La cultura del messenger

  

Útil, rápido, barato, el messenger es un sistema de mensajería instantánea gratuito en Internet que atrapa cada día a cuatro millones des españoles. Nuevo instrumento de comunicación, ha invadido los hogares y ha generado un fenómeno social que se erige como un recurso de liberación para los jóvenes y adolescentes. Virtual y real se confunden cada vez más al mismo tiempo que permiten la constante posibilidad de estar “conectado”, relacionado, para nunca sentirse afuera de lo que está pasando. Medio de comunicación e expresión con un alto poder de autonomía, el messenger representa la posibilidad de gestionar las relaciones sociales, los grupos de pertenencia así que dedicar el tiempo al ocio, ritualizando al mismo tiempo el proceso de comunicación.

  La supresión de las distancias pone de relieve la imagen de un instrumento que no tiene límites, ni restricciones. El acceso constante al mundo exterior y los recursos infinitos al alcance de mano, establecen la posibilidad del “más allá” espacial dentro de un mundo cerrado y limitado, la habitación. Esa nueva tecnología que ya no necesita el trabajo de la imaginación para adquirir los deseos, lleva la ilusión de poder conseguirlo todo, sin que el espacio o el tiempo pongan su límite.  Si bien uno de cada cinco minutos consumidos en Internet se emplea en el messenger, esa nueva libertad implica por tanto una transformación de la noción habitual del tiempo que aparece como una medida relativa y flexible, que se “consume”.

 La personalización del messenger (apodos, imágenes de los interlocutores, guiños expresivos...) contribuye a la asignación de una identidad que se confunde cada vez más  con la realidad por la integración de una parte emotiva, por tanto humana, y de una nueva dimensión corporal (imagen con la webcam y voz con el micrófono).

¿ Quienes son los protagonistas de la cultura del messenger?

                       

El cybercafe es un microcosmos que acoge a gente de todos países y de todas edades. Unos comunican con su familia que está al otro lado del mundo mientras que otros se distraen, sencillamente. En medio de esta torre de Babel, donde estallan en el aire acentos latinos, árabes, chinos, se puede oír el sonido seco y rápido de las teclas del que impide una sola voz: el messenger. En el cybercafe el "BBIG", entrevistamos a Maria, 42 años, que viene de Perú.

Lejos de una parte de su familia, Maria pone de relieve la ventaja económica del messenger, que cuesta un euro por hora. Barato y rápido, la mensajería instantánea reemplaza el teléfono y afecta una mayoría de extranjeros que no lo utilizan como una herramienta de ocio, sino como un instrumento de comunicación más cómodo. Le permite mantener una conversación escrita en tiempo real con quince personas, con la facilidad añadida de que cada comentario queda registrado en la misma pantalla. El conocimiento ya no está en el futuro sino en el presente. Ha cambiado su vida, dice, porque le lleva “un poco de Perú”.

Nos acercamos del propietario del locutorio que contesta a nuestras preguntas con la mirada fijada en la pantalla y la rodilla moviéndose nerviosamente. Tendría treinta y cinco años, aunque sea posible que el cansancio en sus ojos nos engañe. Me dice que desde que existe el messenger, suele venir cada día la misma gente y sobre todo los jóvenes, hasta seis horas por día :“la gente está atrapada”, afirma. ¿ Atrapada o adictiva? Su frase se disipa rápidamente en el aire como si hubiera adivinado mis pensamientos, y más profesional, vuelve a hablar. Subraya la protección de la privacidad y de confidencialidad del usuario con el messenger, que combina las lógicas de los chats (que permiten la comunicación instantánea entre grupos de personas, de manera abierta y sin control previo) con las del correo electrónico (mensajes privados y no instantáneos). Así que se puede seleccionar a las personas con las que quiere hablar a cada momento y agregar o suprimir a “contactos”.

 

 Nos despedimos del zumbido incesante del locutorio y nos echamos a andar en un mundo igualmente heterogéneo: la calle.  Nos encontramos con un grupo de tres chicas jóvenes que se paran con facilidad, encantadas de poder ser protagonistas de una entrevista sobre un tema que les apasiona: el messenger. Marina, Pilar y Estela tienen 18 años y están en secundo año de Bachillerato. Justo al llegar a casa, se conectan para chatear con sus amigas. Pueden quedarse toda la tarde en el messenger, olvidándose de los deberes y del resto de la familia. Ahora utilizan poco el móvil dado la infinitad de recursos que propone el messenger: imagen con la webcam, voz con el micrófono, el messenger les acerca más al otro y amplia sus repertorios de contactos. Admiten el superfluo de este instrumento pero no pueden hacer sin. Incluso Marina ha encontrado su novio por el messenger: “Nos hemos conocido en una discoteca y hemos intercambiado la dirección del messenger...cada noche teníamos una “cita” en el messenger, y poco a poco nos hemos conocido mejor, me enamoré de él y el de mí” .

¿ Cómo aceptar la nueva área del amor virtual cuando rompe nuestros códigos y modos de representación habituales? ¿Porque no podemos aceptar que puede hacer soñar tanto como cuando se mandaba cartas de amor? ¿Por qué nos deja una impresión de vulgaridad, de frivolidad? Nuestras tres jóvenes no opinan así porque ellas hacen ya parte de un nuevo modo de representación, no conocen el mundo sin la huella de la virtualidad y de su ilusión, de la tecnología y de su velocidad, de los encuentros y de lo “todo es posible”: de la comunicación a cualquier precio.

Por último, les pregunto si preferían salir o quedarse toda una noche chateando: “salir claro!”. Unos minutitos más tarde y unos rechazos acumulados sobre todo por parte de la gente mayor que no parece entender el término de messenger, nos paramos en una tienda de ordenadores y hablamos con Martha, de 47 años, madre de una adolescente de 15 años. No entiende el messenger y lo teme también. Se queja del poco de comunicación con su hija que puede pasar tres horas delante de su pantalla sin salir de su habitación. Si su hija amplia en el messenger las facetas de su intimidad con la exposición de sus gustos musicales, las últimas películas, las fotos que intercambia, empobrece sin embargo cada vez más el vínculo con su madre por reprocharle de estar tan “desconectada”, por no entender ese mundo tan rápido que establece la proliferación de la posesión mientras que, subraya Martha, “en mi tiempo no necesitábamos todo es superfluo, era más sencillo.”  Añade que cuando su hija deja el messenger, se queda de muy mala humor como si “ no pudiera aguantar el mundo real”, como si la magia de las tecnologías le presentará, en un movimiento inverso, un mundo real decepcionante.

Sin embargo admite que a la diferencia de los chats y foros que quedan abiertos a todo mundo, con la mensajería instantánea cada individuo elige el cómo y con quién. Más seguro, el messenger permite evitar a gente de “malas intenciones” .

 

Simple comodidad o real adicción, la era de la sociedad interactiva soñar con mejorar el conjunto social con la posibilidad de relacionarse constantemente. El nuevo planteamiento de una comunicación selectiva permite configurar la persona a su medida que corresponde al nuevo “yo” virtual. Más que una herramienta de comunicación ventajosa y útil, la mensajería instantánea permite la gestión de la identidad social de los jóvenes. Amor, amistad, ocio, conexión ilimitada con los demás y espacios sin fronteras, el messenger realiza por primera vez el mito del todo es al alcance de mano. Sin embargo a través de los seis testimonios de personajes de edades y medios diferentes, protagonistas o espectadores de la cultura del messenger, hemos podido entender la complejidad de este nuevo instrumento de comunicación que puede llevar al aislamiento social y al rechazo del mundo real, no tan mágico.

 

1 comentario

jorge -

sabes ami me parece bien el messenger hasta cierto punto
pero no deja de ser un instrumento el cual aisla a cada individuo del mundo real, se meten tanto en eso que se olvidan de que tiene una vida afuera del monitor, que no siempre lo que se escribe se piensa, y que tu puedes saber que dices la verdad , pero el que esta de aquel lado de la pantalla dice solo mentiras, y lo malo de esto es dejar de ver las expresiones en su cara o finjir expresiones frente a una web cam cuando no puedes sentir de cerca las reacciones de la persona, no puedes hacer contacto con esa persona, saludarlo, transmitir esa sensacion de presencia a tu compañero, bueno y creo que a veces hace crecer una amistad pero a veces la hace deteriorarse, una visita a la casa de tu amigo no se puede comparar con una platica aislada por el messenger, y es solo un ejemplo...Aunque repito tiene sus ventajas la comunicacion, una noticia como "con quien corto ana", es tan rapido de transmitir por el messenger pero bueno tiene sus pros y sus contras...