¿GAINSBOURG O GAINSBARRE?
Decadente, provocador, rebelde. A lo largo de su vida Lucien Ginsbourg se complace en una insumisión total: fracaso en la escuela, despedido del servicio militar, el futuro “Serge Gainsbourg” encuentra en la pintura la primera expresión de su alboroto. Fascinado por el surrealismo de Fernand Léger, de quien fue el alumno, la torpeza de su trazo no supo abrazar el rumbo de su desengaño. Complejo, destruye todas sus pinturas y abandona la vida de bohemio para hacerse crooner de piano-bar en las costas de Deauville. En el cabaret “Milord l’arsouille”, Gainsbourg encuentra al escritor y trompetista de jazz Boris Vian, cuyos textos cínicos y provocadores son una revelación para Gainsbourg. Éste libera en seguida lo indómito de sus versos para escenificarse como el nuevo poeta maldito francés.
Pero llegan los años “yéyé” y Serge se siente incómodo. Al fracaso de su disco “Gainsbourg confidentiel”, marcado por un jazz ultra moderno, se añade el chasco de la famosa noche de 1960, donde cantó la primera parte del concierto de Jaques Brel y Juliette Greco. Abucheos y burlas por parte del público y de la crítica hicieron de sus grandes orejas y de su nariz prominente un objeto de risas durante varios años.
Pero como dijo el provocador, “la fealdad tiene algo superior a la belleza: dura más” y su pico supo seducir a las mujeres más bellas de la época: Brigitte Bardot, Isabelle Adjeni o Catherine Deneuve, a quienes escribió canciones tórridas. Gainsbourg las fotografió sin ropa para la posteridad, y le permitieron derramar en sus versos un erotismo sin límites.
Amor y muerte se balancean sobre el himno erótico por excelencia de los años 70, quien cantaba con su nueva musa, Jane Birking. La cadencia lenta de “Je t’aime moi non plus”-tema censurado en España-, apoyada en un órgano agónico y llena de susurros, gemidos y voces entrecortadas, le erigió como el pionero de la liberación sexual.
Pero llega “Gainsbarre”. El poeta maldito se hunde en la fascinación por el icono que él mismo representa: bebe, fuma, celebra el incesto en “Lemon Incest”, -cantada a dúo con su hija Charlotte en 1984-, prende fuego a un billete de 500 euros en una emisión de televisión muy popular francesa en el mismo año... La destrucción se le presenta como un abismo atractivo y peligroso: en agosto de 1980 la pareja mediática “Jane y Serge” se separa después de diez años de amor tumultuoso. De sus escombros nacerá uno de sus discos más líricos y profundos, dedicado a Jane Birking,"Baby alone in babylone”.
De Baudelaire adopta la dialéctica que le resultó imposible resolver, el perpetuo movimiento entre Spleen y Ideal. Pero su amor por la literatura que se reflejó sobretodo en su tercero disco “L’étonnant Serge Gainsbourg”, donde supo dar paso a la cadencia alegre del poeta Jacques Prévert. Gainsbourg lo abarca todo. La poesía, el humor, la provocación, la desesperanza, el alcohol, el amor... Es nuestro propio reflejo, nuestra complejidad, nuestras contradicciones. Guapo y feo a la vez, Gainsbourg o Gainsbarre pasa del jazz al reggae, eternamente.
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